Catástrofe sin barbarie


Exposición en Arte Aurora Galeria,

Trafalgar, 36. Barcelona

Hasta el 20 de juny de 2019

 

Poéticas desde el futuro.  Mercè Alsina, 2019

En la exposición «Catástrofe sin barbarie», Toni Giró muestra un conjunto de piezas desarrolladas a lo largo de períodos extensos, a veces de manera sincrónica, a menudo con pausas largas y reanudaciones fortuitas, yendo y viniendo en el tiempo. Concebida como instalación, la propia disposición de las piezas podría hacernos pensar en una profunda reflexión sobre los cambios económicos mundiales y las nuevas tendencias del consumo, así como la forma en que nos afectan como individuos. Pero aunque efectivamente este pensamiento está presente en la exposición, las obras que la conforman proyectan una mirada retrospectiva sobre nuestra sociedad, o más bien sobre el rastro que de ella queda en los tiempos por venir, después de la devastación. Se trata, pues, de una inmersión en clave especulativa sobre el futuro. De hecho, no deja de ser un gesto apocalíptico en términos museísticos y con un cierto sentido del humor.

El vocabulario está extraído del marxismo, por ejemplo, o de tendencias diversas en el marco del capitalismo, para poner luego el dedo en la llaga sobre las grandes teorías económicas a partir de apuntes visuales y textuales con connotaciones más bien poéticas, al estilo de las narrativas orientales. Este es un gesto emocional, que coincide con la defensa que hacen Armen Avanessian y Suhail Malik de la necesidad de interpretar el futuro desde una concepción amplia de la poesía, sea en términos lingüísticos o estéticos.

En El tamaño de una bolsa, por ejemplo, Toni Giró asocia la acción de resistencia al hiper-consumismo con un juego de palabras a partir de la traducción de una afirmación de John Berger en que bolsa equivale al inglés pocket. Así, se genera una ambigüedad entre las expresiones bolsa de resistencia, bolsas de la compra, resistencia al consumo, bolsas de oposición a la compra compulsiva, bolsas de pobreza … y se producen una serie de juegos de palabras e imágenes que fluyen en una especie de espiral que se extiende como lo hace el paisaje de las bolsas, sin dejar crecer nada, un escenario de desolación, interminable, replicado al infinito.

Blister Suite II es un proyecto desarrollado a lo largo de varios años que se sitúa en una perspectiva que se proyecta hacia el futuro, casi como si fuera una consecuencia de El tamaño de una bolsa, a pesar de ser anterior. Esta es una pieza que desarrolla una prospección especulativa sobre la acumulación y el consumo material, entendidos como un grado más en la subordinación de lo humano a la organización técnica y social de las sociedades complejas.[1]

Estas dos obras, que tienen el formato de instalación, de paisaje de la era post, de sala de museo de la época post-económica, están separadas (o unidas) por una celosía que reproduce una construcción con las letras que conforman la palabra CATÁSTROFE. Catástrofe como bambalina, como juego de espejismos, de luces y sombras, pero también ‘¡Catástrofe!’ Catástrofe como punto final, entendido este como un tránsito del modelo de acumulación al modelo derivativo, que anticipa valores aún no fijados en el futuro y los hace operativos, a pesar de ser desconocidos, para extraer provecho de ellos.[2] Destrucción, pues, del sistema de relaciones económicas tal como las conocemos hasta ahora, porque en el tiempo-complejo especulativo, el presente se está desconectando del pasado.[3]

Para navegar en este mar de teorías económicas, Toni Giró recurre a citas de grandes pensadores de la economía mundial a modo casi de eslóganes de una resistencia apocalíptica, que se presentan leídos e interpretados desde el futuro como oráculos o profecías, como anuncios codificados de un cataclismo anunciado. En la era de la nueva economía, de la post-moneda, del post-dinero, el foco no se sitúa en el pasado como lugar de seguridad semántica, sino en el presente como condición de resistencia contra el cambio hacia un tiempo especulativo.[4] Así, el artista no hace una elegía del pasado sino que dispone preguntas sobre un futuro que se nos muestra como destrucción en el presente.

Esta es una estética de la arqueología post-humana que refleja el asombro del autor al constatar que todo ello es el escenario de una muerte anunciada, de una aniquilación consciente y premeditada que nos reduce a meros vestigios. Se trata pues, de una anticipación de un futuro aún no ocurrido, pero que urge hacer operativo para situarnos en el mismo terreno inestable y fluctuante de las operaciones económicas especulativas, que ya no están pensadas desde una lógica humana sino meramente abstracta, forzando límites relacionales que nos llevan a una nueva oscuridad. Quizá lo que nos separa del futuro -trasladando lo que Bruno Latour explica que nos separa de la Edad Media-, sean no tanto los siglos de distancia temporal, sino revoluciones copernicanas, cortes epistemológicos, rupturas epistémicas tan radicales, que no dejan sobrevivir nada del pasado (léase aquí presente), pues nada de él tiene que sobrevivir.[5] El problema aparece cuando este futuro se sitúa en el presente, porque solo puede tener la expresión de un cataclismo, puesto que arrasa el nuevo modelo (nuestro futuro) en su propio pasado (nuestro presente). De ahí la clarividencia de Toni Giró al mostrar el sistema económico (o sus rastros) como una mera reliquia, aunque, como anticipada, se active también como crítica y acción poética de resistencia.

Y esto nos lleva a la pieza que abre la exposición, Última Estrofa, que muestra las oscilaciones de un viaje subacuático de un billete de cinco euros, integrado en un escenario natural, inmerso en un ciclo orgánico. Pero al mismo tiempo acompañado de una música, obra de Antonio Escayola, que transmite la tensión sobre la que recae la sensación de que las imágenes son una alegoría de un sistema económico que navega a la deriva. En palabras del propio Toni Giró, son la anticipación del desastre, del arrasamiento que menciona Bruno Latour, necesario para poder construir algo nuevo. Como explica el artista, de hecho, para los griegos clásicos el término catástrofe (kata-estrofa) se refiere al último versículo o parte de una tragedia, y alude a la necesidad de poner fin a un texto para de iniciar una nueva escritura. En su caso lo hace con un guiño, ya que el vídeo termina con una cita de Kurt Vonnegut, un autor que especula sobre el futuro con clave satírica: «La economía es un sistema meteorológico desconsiderado… y nada más».

Con todo ello, Toni Giró constata que la riqueza, como señalan Theodoros Rakopoulos y Knut Rio, se ha convertido en un principio místico, oculto tras las formas visibles del capital, una sombra que acecha tras la configuración capitalista. Aparece como una antigua forma fósil, trabajando inconcebiblemente contra los ideales democráticos, transparentes y distributivos de la sociedad moderna. Así, se retira en el enclave de las nuevas aristocracias, pero la pérdida del aquí y ahora lo ha transformado de una categoría central para el bienestar común a una categoría distante, casi mitológica, que en vez de vigorizar las personas y los lugares donde radican, vigoriza el poder y el capital en el tiempo-espacios separados. Estos son los fósiles que nos muestra la exposición y los responsables, ahora, de nuestro asombro.

[1] Suhail Malik hace esta reflexión sobre el futuro en Armen Avanessian y Suhail Malik, (ed.) (2016). The Time Complex Post-Contemporary. Name Publications. De una conversación mantenida en Berlin el 29 de enero de 2016. p. 9

[2] Ibíd. p. 17

[3] Ibíd, p. 25

[4] Armen Avanessian propone acciones de resistència en Armen Avanessian y Suhail Malik, op. cit., p. 29

[5] Latour, B. (2007). Nunca fuimos modernos, ensayo de antropología simétrica. Buenos Aires:

Siglo XXI, p. 103-104.